AGRESIONES A PERSONAS LGTBI

Del mismo modo que el sexo y la raza, la identidad de género y la orientación sexual están ligadas a aspectos fundamentales de la identidad humana y afectan al núcleo del derecho a la integridad física y mental de las personas.
Por eso, la falta de respeto a los derechos de las personas LGTBI –incluido el matrimonio civil entre personas del mismo sexo– entra de lleno en el ámbito de los derechos humanos y es motivo de preocupación para Amnistía Internacional.
En muchos países puede hablarse de auténtica persecución, con normas que consideran ilegales las relaciones homosexuales y que contemplan penas de cárcel y hasta de muerte.
La orientación sexual e identidad de género sigue siendo en muchos Estados de Europa del Este y Centroeuropa un tabú social que conlleva rechazo, discriminación y abuso hacia ellas. Estas personas ven frecuentemente vulnerados sus derechos humanos en ámbitos como la educación, el empleo o la salud
A ello se suman los alrededor de 70 países que castigan con penas de cárcel o castigos físicos las relaciones entre personas del mismo sexo, y las diversas formas de intolerancia, discriminación y persecución en otros países donde la homosexualidad no está ilegalizada. En algunos casos son dirigentes políticos quienes hacen gala de una agresiva homofobia, como el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, quien llegó a decir públicamente que los homosexuales son "peores que cerdos y perros".
En países como Letonia, Lituania, Bulgaria, Croacia, Serbia, Hungría, Moldavia o Rusia es frecuente la vulneración del derecho a la libertad de expresión y reunión o los crímenes de odio contra estas personas. En Rusia se hostiga a las organizaciones LGBTI con descalificaciones como la de pretender "reducir la población de la Federación Rusa". En Letonia, Lituania, Bulgaria o Polonia asgunos políticos se opusieron a la celebración de actos de apoyo a la igualdad del colectivo LGBTI.
En África las personas LGBTI continúan sufriendo abusos o discriminación en países como Botsuana, Camerún, Kenia, Senegal, Tanzania, Togo y Uganda.
En América, Brasil sigue siendo el país más mortífero del mundo para las personas trans. En países como Argentina, Bahamas, El Salvador, Haití, Honduras, Jamaica, República Dominicana o Venezuela, se mantienen niveles elevados de crímenes de odio, apología del odio y discriminación, así como asesinatos y persecución contra activistas LGBTI.
En Asia, en Sri Lanka y en Bangladesh las personas LGBTI sufren hostigamientos, discriminación y violencia.
En Oriente Medio y Norte de África, en Bahrein, Egipto, Irán, Marruecos y Túnez se detiene y encarcela las personas LGBTI por cargos de "actos licenciosos" o "conducta inmoral", y se las persigue en aplicación de leyes que penalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo.

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